El robo de caballos es un problema que se incrementa a medida que aumenta la demanda de carne equina. Este delito, sancionado con penas de hasta diez años de prisión por el artículo 167 del Código Penal, es un negocio que sobre la superficie funciona de maravillas pero que esconde un secreto que pocas voces se animan a denunciar.
“El cuatrerismo existió siempre pero lamentablemente los distintos gobiernos han terminado de embarrar todo esto” dijo Florencia, titular de la ONG Caballos Rescatados de Mar del Plata que también administra el portal de Facebook Caballos Robados República Argentina.
La activista denunció: “Están todos entongados: Senasa, la Policía, la caballería, la Patrulla Rural. Si te roban un caballo no sabes si hacer la denuncia o buscarlo por tu cuenta”. Y aclaró: “La única medida es hacer la denuncia en la fiscalía porque las comisarías locales están todas arregladas”.
Sobre este tema, el Comisario del Comando de Prevención Rural de Cañuelas Sebastián Medina precisó: “El robo de caballos es uno de los delitos rurales mas denunciados en estas zonas del Conurbano porque no hay campos sembrados ni campos con animales vacunos”.
Medina agregó: “En el último año se recibieron entre cinco o seis denuncias sobre diez caballos robados y mediante distintos operativos se rescataron mas de la mitad”. Y aclaró que el robo de estos animales tiene tres posibles destinos: “el consumo de carne en barrios bajos, para los cartoneros o como mascota para desfiles o procesiones”.
Agustín Soria
ACLARACIÓN: Este informe fue publicado originalmente en 2017, en el sitio Agencia TAO, como parte de la práctica pre profesional perteneciente a la materia “Taller Anual de la Orientación de Periodismo”, de la carrera de Comunicación Social, en la Universidad de Buenos Aires. Fue realizado en forma colectiva por los autores de cada una de las notas junto a una de las administradoras de este sitio (Marisol CM). Si bien los datos no están actualizados, desde Actualidad En Foco queríamos compartirlo para poner en escena una problemática silenciada que cobró impulso a partir de la aparición de 420 caballos maltratados y desnutridos en un campo en Ezeiza.