Julio Olivero (trabajador de Rappi y miembro fundador de la Asociación de Personal de Plataformas, APP, el sindicato de los trabajadores de las aplicaciones de delivery) habló con Nelson Castro y su equipo sobre el fallo del juez Roberto Gallardo, que prohibió las aplicaciones de delivery en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires hasta que éstas respeten las “normas de higiene y seguridad de los trabajadores”. En “La mirada despierta” por radio Continental. 06/08/19

Olivero es venezolano y contó que Rappi fue su primer trabajo cuando llegó a Argentina, hace un año y medio. “En noviembre del año pasado, después de una movilización que hicimos a Rappi, para exigir ART (seguro laboral) y mejoras salariales, la empresa nos bloqueó. Esto está judicializado y ahora trabajo en Glovo y por la mañana manejo un auto con Cabify”, afirmó.

El ex rappi-tendero explicó que el salario es muy irregular: no hay un monto fijo por mes, y la recaudación final depende del horario en que se trabaje. En el caso de Rappi, la app les paga a los deliverys $45 pesos por encargo entregado, sin importar los kilómetros recorridos. La empresa solo les proporciona la aplicación, mientras que los trabajadores deben conseguir el vehículo para moverse por la ciudad, el teléfono y el plan de datos que necesitan para estar todo el tiempo online y gestionar los pedidos. Además, los obligan a inscribirse en el monotributo.

“Después del fallo del domingo, Rappi salió a regalar cascos y chalecos. ¿Por qué no lo hicieron antes? Nosotros no avalamos este fallo. Queremos que se regulen las compañías pero que no se perjudique a los trabajadores. Al prohibir las aplicaciones, nos comenzaron a ver como fugitivos, escapando de los controles policiales para que no nos confisquen la mochila. Las autoridades tienen que actuar contra la compañía, no contra el trabajador”, concluyó Olivero.

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