Pix, el sistema de pagos creado en Brasil que alarma a Trump y a los gigantes financieros




Mas de 170 millones de brasileños usan Pix, el sistema de pagos creado por el Banco Central de Brasil. Foto: Bruno Peres/Agência Brasil

Por Mario Osava / IPS Noticias

RÍO DE JANEIRO – “Es una revolución” según el dueño de un restaurante, “un éxito internacional, sin similar en el mundo” para un economista y, para otro, una pequeña incursión de la autoridad monetaria de Brasil en los gigantescos flujos monetarios incontrolados.

El Pix, un sistema de pagos instantáneos creado en 2020 por el Banco Central brasileño, conquistó los consumidores del país y un creciente interés en el exterior. Eso llevó al gobierno estadounidense a ponerlo entre los objetos de una investigación que puede derivar en nuevas sanciones comerciales a Brasil, por el uso de medios indebidos.

El gobierno de Donald Trump ya impuso un super arancel de 50 % a las exportaciones brasileñas desde el 6 de agosto. El impacto de la medida se flexibilizó por la exclusión de 694 productos, entre los cuales algunos de gran peso, como aviones, jugo de naranja, minerales y celulosa.

“El gobierno estadounidense tiene la visión de que el Pix, un sistema de pagos oficial, compite de manera desleal con las empresas de tarjetas de crédito”, explicó Luis Eduardo Assis, exdirector de política monetaria del Banco Central y profesor de economía en dos universidades en São Paulo.

Además obtuvo “gran éxito internacional”, acotó. Eso intensifica la disputa en el mundo financiero, en que pelean los bancos y las grandes empresas de tecnologías digitales.

Factores del éxito

“El sistema disfruta de gran credibilidad, por haber sido diseñado por el Banco Central; es instantáneo, facultad no siempre presente incluso en economías desarrolladas, tiene enorme eficacia, es fácil de usarse y, sobre todo, es gratuito”, sentenció Assis a IPS desde São Paulo.

Hay muchos sistemas de pago en el mundo, pero “no conozco ninguno similar al Pix”, comentó. El FedNow, de Estados Unidos, por ejemplo, es más bien un sistema de transferencias bancarias y “no es gratuito”.

El futuro del dinero” es lo que Brasil posiblemente inventó con el Pix, escribió Paul Krugman, el economista estadounidense que ganó el premio Nobel en 2008, en la plataforma Substack donde publica sus artículos.

Contrastó el sistema brasileño con el Zelle, de un consorcio de bancos privados de Estados Unidos. El Pix aventaja por un uso más fácil y barato, que ya se diseminó entre 93 % de los adultos brasileños, destacó en su publicación del 22 de julio.

Su accesibilidad promovió una amplia “inclusión financiera” a millones de personas antes limitadas a pagos en dinero efectivo. En septiembre de 2025 en un país con una población total de 213 millones de personas, 170,2 millones de brasileños ya habían usado el Pix, realzó Assis.

Se hacen más de seis millones de transacciones al mes, como promedio en lo que va de 2025, según las estadísticas disponibles en el sitio del Banco Central.

El consumidor y proveedor tienen que contar con una cuenta para pagar y recibir, pero puede ser en un banco digital o cooperativas de créditos ajenas a los bancos comerciales, lo que lo convierte en universal. Solo se requiere que la entidad financiera, comercial o crediticia esté registrada en el Banco Central y autorizada a hacer operaciones. Hay ya 934 instituciones participantes en el sistema Pix.

Se puede pagar desde un móvil o computadora, pero tiene sus diferencias con los sistemas de pago móvil o billetera móvil que se han extendido por el mundo.

El receptor dispone de una llave, que puede ser el número del teléfono, el correo elétronico o la identidad fiscal. O también se puede transferir a una cuenta bancaria, aunque la llave simplifica. Al ser todos los servicios del  Banco Central gratuitos, el pago es neto e inmediato. Para facilitar la tramitación se usan también  los códigos QR que el móvil lee y ya se tiene la cuenta de quien recibe y la suma, que opera como recibo.

Revolución exportable

“La practicidad” hace del Pix un medio “revolucionario” de pagos, opinó Tiago Brito, propietario de un restaurante de comida japonesa en Buzios, ciudad turística de hermosas playas y 42 000 habitantes a 170 kilómetros de Río de Janeiro.

Los argentinos, una presencia numerosa en el turismo de la ciudad, “adoran el Pix, se emocionan”, por la oportunidad de recurrir a un sistema de que no disponen en su país, observó.

En Colombia surgió el Bre-B, un sistema inspirado en el modelo brasileño, en que una llave identifica el receptor de los pagos y la gestión recibe sugerencias de un foro en que tienen voz los bancos y otros entes del sector de pagos, el comercio minorista y los consumidores.

Según el Banco Central ya hubo más de 50 manifestaciones de interés en conocer el sistema, por medio de consultas e incluso visitas al banco.

Para las empresas el beneficio es evidente, el ingreso es inmediato en contraste con el pago por tarjetas de crédito que demoran el pago por varias semanas y cobran 5 % de comisión.

Para los consumidores la facilidad del pago, por medio del teléfono celular, es el gran atractivo. Ya no hace falta portar la tarjeta de crédito, sujeta a hurtos y fraudes. El celular inteligente es el gran factor de los nuevos hábitos, por haberse convertido en un aparato prácticamente universal y siempre presente por cumplir variadas funciones.

Autoridad monetaria desafiada

Aplicaciones bancarias y fintechs como AstroPay, belo, VoucherPay ya lo integraron a su ecosistema y permiten a personas de Argentina, México, Colombia, Uruguay, Chile y Perú usar Pix cuando viajan a Brasil.

El Pix se popularizó aceleradamente en desmedro de las tarjetas de crédito y también de los bancos que pierden sus ganancias con las tasas, pero “se dieron cuenta de que sería una batalla perdida (oponerse), ante la popularidad del nuevo sistema”, sostuvo Assis.

“La principal moneda hoy es solo una información en la computadora”, hay billones (millones de millones) de dólares que “circulan en el mundo a la velocidad de la luz”, en respuesta a clics en computadoras o celulares, “sin control” de los sistemas monetarios nacionales, según Ladislau Dowbor, profesor de posgrado en la Universidad Católica de São Paulo.

En ese mundo en que predomina el dinero virtual, algunas gigantes financieras manejan la mitad del producto bruto mundial y los flujos convergen hacia los paraísos fiscales, los bancos centrales tienen su autoridad monetaria muy limitada, acotó el economista, autor del libro Los desafíos de la revolución digital y La era del capital improductivo.

Eso explica porque es el Banco Central brasileño el que desarrolló el Pix y se prepara para crear la moneda digital brasileña, ya bautizada Drex. Se busca rescatar el control del sistema monetario, aunque sea parcialmente.

En el caso del Pix se trata de escapar a la “intermediación financiera parasitaria” de las tarjetas de crédito, cuyos dueños son los mismos grupos gestores de finanzas que “drenan” las riquezas mundiales a través de sus aplicaciones financieras, apuntó Dowbor a IPS en entrevista desde São Paulo.

Solo uno de esos gigantes, Black Rock, tiene la gestión de 12 billones de dólares, el doble del presupuesto del gobierno nacional de Estados Unidos. Y participa con 7,99 % del capital de Visa, una de las mayores tarjetas de crédito, cuya tasa de utilidad es de 55 %, acotó.




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