El sábado a la madrugada, apareció en El Calafate el cadáver de Fabián Gutiérrez, ex secretario personal de Cristina Fernández de Kirchner, quien llevaba desaparecido dos días.

Con inusitada rapidez, el kirchnerismo y el juez de la causa, aseguraron que se trataba de un crimen pasional, que habría sido perpetrado por Facundo Zaeta, un joven de 19 años, hijo del escribano mas conocido de la ciudad santacruceña.

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Casi al mismo tiempo, el sector mas duro de Juntos por el Cambio, emitió un comunicado donde declaraba que el crimen de Gutiérrez era de “gravedad institucional” y tenía vinculaciones políticas. Y muchas personas en las redes sociales tuitearon convencidas que el hombre había sido asesinado por la actual vicepresidenta, para ocultar las pruebas de la corrupción k.

¿Por qué nadie esperó a la autopsia para hablar? ¿Por qué los hechos ya no importan? ¿Dónde queda la verdad?, se pregunta Jonatan Viale.

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Cuando ni los hechos, ni los peritajes, ni los testimonios importan, y cada uno se encierra en su verdad, sin permitirse dudar, se advierte la falta de credibilidad de la Justicia argentina.

“Hannah Arendt dijo: ‘El sujeto ideal para un gobierno totalitario no es el nazi o el comunista convencido, sino el individuo para el que la distancia entre hechos y ficción ha dejado de existir’. Hay gente interesada en destruir la verdad. ¿Quién gana cuando todo da igual, cuando muere la verdad?“, reflexionó el periodista.

Comentario editorial de Jonatan Viale en “Viale 910”, por radio La Red – 06/07/20